Milei evita el precipicio y arma otro 24M de “batalla cultural”.
Los riesgos del DNU de deuda, los libertarios expulsados y el auxilio peronista. El "Coronel" que convenció a Carrió en nombre de Karina. Los insólitos nombres que evalúa el Gobierno para la lista porteña. Gestiones en el PJ y lo que pone en juego Macri.
Análisis 23/03/2025

Al atardecer del martes, Javier Milei estaba frente al precipicio. El dictamen para el tratamiento exprés del DNU que autoriza un acuerdo con el FMI peligraba por la firma esquiva de Francisco Paoltroni, el libertario expulsado del ecosistema de La Libertad Avanza (LLA) por Santiago Caputo. Sin ese OK, el Gobierno se arriesgaba a una derrota política en medio de un trance dramático: los temblores del mercado que Luis Caputo había intentado calmar por TV esa mañana y que solo había logrado el efecto contrario.
En esas horas críticas, la suerte de Milei estuvo en manos de un club de parias libertarios: Paoltroni y Oscar Zago, un kelper de LLA corrido de la bancada de diputados por Martín Menem con la bendición de Karina Milei. Fue un ramalazo del destrato político que ejecuta el triángulo de Hierro y que a veces es más brutal con los propios que con los opositores. Menem moderó la riña con Zago e intervino, junto a José Rolandi, para alinear a Paoltroni.
El diputado conoce los pasillos del Senado desde niño porque los recorría cuando su padre, Eduardo Menem, era senador. “El Senado es como mi jardín de infantes”, ha dicho.
El martes se instaló en la comisión de DNU para escuchar a José Luis Daza, el argentochileno que Caputo nombró en Economía, y para seguir de cerca las negociaciones por el dictamen. Se encerró con Paoltroni en una oficina sobre la hora.
Estuvieron unos minutos. El formoseño facilitó todo: firmó un dictamen de rechazo que fue funcional porque aportó la novena firma, imprescindible para que se pueda tratar en Diputados. “El método se agotó, no pueden seguir pegándose tiros en el pie”, se quejó Paoltroni como si hubiese adivinado el discurso de Damián Reidel. Cuando otro senador le reprochó su posición, Paoltroni lanzó una frase descriptiva del momento: “Si no hay dictamen, mañana el dólar se va a $1600”.
Como excusa o no, la tormenta sobre el dólar –que hizo que en seis días hábiles el Banco Central vendiera más de USD 1200 millones– operó para quebrar algunas voluntades frágiles que no querían pagar el costo de decir que su voto negativo podía alimentar la crisis. “Los kirchos quieren que estalle todo, yo no voy a subirme a esa”, se justificó Paoltroni. Además, el Gobierno se giró la versión de un operador institucional que disparó los movimientos del viernes 14. ¿Logró, vía Menem, un guiño para tener juego en las boletas de LLA en Formosa?
Karina arregla, Lilita perdona
“Karina arregló lo que rompió Caputo”, sintetizó horas después un operador libertario ante Cenital para darle peso a la gestión de Menem, ejecutor de la hermanísima. El riojano, al que los suyos apodan “El Coronel”, el viernes anterior hizo otra gestión: habló con Lilita Carrió para lograr que los lilitos acompañen el DNU del FMI. Se dijo que, incluso, fue hasta Exaltación de la Cruz a la casa de Carrió quien, unos días atrás, habló del escándalo $Libra y dijo que Karina era la “cajera” del sistema libertario. Por lo visto, mujer de fe, Lilita olvida y perdona.
Los diputados de la Coalición Cívica (CC), que jamás validaron un DNU, esta vez lo hicieron y sumaron a un número final que fue escueto: 129. Así y todo, el Gobierno logró que todos los bloques, salvo la izquierda, lo acompañaran. Muchos lo hicieron con el afirmativo, otros con la abstención –diputados de Encuentro Federal de Miguel Pichetto– y otros con ausencias, como las cuatro diputados que responden al gobernador de Catamarca, el posperonista Raúl Jalil. “Yo quiero que voten a favor. Estoy en eso, pero son todos librepensadores. Ellos no tienen que pagar sueldos”, le dijo Jalil a un operador libertario que logró que la Casa Rosada cumpliera la promesa de traspasar a la provincia la administración de una mina.
Diáspora peronista
En esas horas, Cristina Kirchner le puso el cuerpo a la sesión e hizo algunos llamados para juntar votos contra el DNU. Al menos dos diputados que no pensaban sesionar lo hicieron. No alcanzó. En paralelo, asomaron otros ruidos en el peronismo: el catamarqueño Eduardo Andrada, la jujeña Carolina Moisés, Fernando Salino (que responde a Alberto Rodríguez Saá) y el riojano Jesús Rejal, alineado con Ricardo Quintela, armaron un subbloque en el Senado que, dicen, seguirá bajo el paraguas de Unión por la Patria (UxP).
En pocos días se verá si es así: para el 3 de abril se convocó a una sesión para tratar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. Tres de esos cuatro disidentes junto a otros 12 peronistas votan a favor del juez federal que así y todo no logra juntar los 48 necesarios. El tema está en conseguir los 37 para abrir la sesión: ¿los filo Lijo van a dar quórum para que se rechace el pliego de Lijo?
En UxP cuentan que la semana pasada, en una reunión del interbloque, los díscolos anticiparon que ayudarán al quórum. Por eso, dan por terminado el tema “supremos” y deslizan que se abrió, vía José Mayans y el salteño Juan Carlos Romero, un canal para explorar posibles acuerdos sobre el Poder Judicial. El desorden general de las cosas no parece ser propicio para una conversación donde, como dijo Juan Manuel Olmos, deberían tener voz y voto también el PRO, la UCR y los gobernadores.
Los términos de ese acuerdo deberían ser simples: ampliar la Corte, disponer qué le toca a cada uno y salir del “engaño” de los juristas independientes. “Vos traé tu monstruo y yo te lo voto; yo traigo el mío y vos me lo votás”, describieron en un despacho del Congreso. Allí miran en clave guerra fría el anuncio de imponer el sistema acusatorio en Comodoro Py, lo que le sacaría poder a los jueces de ese fuero.
La prohibición del ingreso de Cristina Kirchner a Estados Unidos, que anunció el viernes a las 3 PM el departamento de Estado, suma a la confusión. No es una idea nueva de Marco Rubio: sobre el final de la gestión de Joe Biden, en diciembre de 2023, envió una nota junto a otros senadores para pedir que el demócrata lo hiciera –Román Lejtman en Infoabe rescató este dato–. Entonces, la cuestión no es el qué, sino el cuándo: todo indica que hubo consultas con el gobierno argentino sobre la conveniencia o no de formalizar esa medida.
A Milei, en una semana incómoda, le sirvió para alimentar una grieta en la que se siente cómodo. Quizás a los dos les resulte beneficioso el mano a mano. Este sábado, Cristina habló en un Congreso en la UBA y devolvió el golpe: “Muy a pedido, no se la banca solo”, dijo la expresidenta que se mostró con una actividad casi de campaña permanente.
Hay, sobre todo en el oficialismo, ganas de “cerrar” el Congreso. Los 124 votos, insuficientes para el quórum –que se juntaron el miércoles para tratar la extensión de la moratoria jubilatoria– son una foto que Menem toma para tratar de evitar sorpresas. En Diputados, recién el 9 de abril habrá un intento por sesionar para votar proyectos sobre el $Libra gate. Un estudio de Alaska de Juan Courel y uno de TresPuntoZero de Shila Vilker reflejaron el impacto de ese escándalo: la corrupción se convirtió en el principal problema del país.
Milei no logra superar el caso $Libra y pone a prueba su método: cree que pidió perdón y que no tiene más nada que aclarar, que los adherentes/simpatizantes del Gobierno que dudan del presidente se equivocan y que “deben aprender que eso es lo correcto”, según un visitante frecuente de Olivos. “Milei no retrocede”, agrega. El mismo concepto aplica sobre la represión del 12 de marzo frente al Congreso. Se muestra seguro de que debe “convencer” a sus seguidores –duros y blandos–, de que la fuerza es la única manera de enfrentar la protesta social: con palos, como ocurrió el 12, o con militarización como ocurrió el 19. Por eso, más allá de algún reproche, Patricia Bullrich está sólida en el mundo Milei, incluso más allá de que el último operativo haya estado bajo el monitoreo de “Bambi” Caputo.
En Casa Rosada citan un informe de ARESCO de Federico Aurelio que muestra que, entre los adherentes al Gobierno, el apoyo a la acción represiva es casi absoluto. El 58% está a favor de evitar los piquetes, pero, a su vez, el 80% defiende el derecho de los jubilados a manifestarse. El dato llamativo fue que un 40% respalda, incluso, que hinchas o barras se sumen a las protestas de los jubilados. Postales de una polarización dual.
El 24 de Milei
Este lunes 24 de marzo, en paralelo a la histórica marcha sobre el golpe de 1976, el Gobierno repetiría lo que hizo en 2024, cuando publicó un video donde aparecieron, entre otros, Bautista “Tata” Yofre, jefe de la SIDE con Carlos Menem y ahora a cargo de la “escuela” de formación de espías –aunque los que conocen lo que ocurre dentro de 25 de Mayo, sede de la SIDE en esa calle del microcentro porteño, dicen que su rol es simbólico–. Santiago Oria, que produjo aquella pieza, estuvo en las últimas semanas dedicado a juntar material y testimonios para mostrar los “éxitos” de la batalla cultural en materia de derechos humanos.
Es una jugada osada que solo mira a su núcleo duro. El riesgo es repetir el tropiezo de Davos, un error no forzado que marcó el inicio de una espiral de crisis en el Gobierno ¿Alguien, salvo los ultras propios, le pide que lance una cruzada contra Abuelas de Plaza de Mayo? No parece estar en ninguna agenda relevante. Un estudio en proceso sugiere que la batalla cultural anti DDHH, anti igualdad de género y anti Estado –tres highlights del discurso libertario– fue determinante para que Milei ganara la elección. Sin embargo, ahora que es presidente no le serviría para ampliar la base de apoyos. De todos modos, el libertario la sostiene y quiere reforzarla. Hay dos lecturas más lineales: no quiere aparecer como el que baja una bandera de su batalla cultural y/o es un buscapié para tratar de ensuciar la conversación pública, cuyo control perdió hace algunas semanas.
Es un elemento en el laboratorio electoral de Caputo frente a la temporada de elecciones que se viene. La ecuación es bastante sencilla: si la economía se estabiliza y supera los sacudones de estos días, la “batalla cultural” será un factor accesorio porque Milei querrá plebiscitar su gestión en todos lados. La pregunta para LLA es qué pasa si perdura la incertidumbre. Dos estudios, uno de ARESCO y otro de Alaska-TresPuntoCero, coinciden en detectar un deterioro de la evaluación económica presente y, además, de la expectativa sobre la economía futura.
Luces y sombras del voto porteño
En Ciudad de Buenos Aires, la históricamente anodina elección de legisladores se convirtió en un asunto central. Para los Milei es mucho más importante de lo que dicen. La teoría de apostar a la marca LLA hace agua aunque, por espacios, los libertarios –según varios sondeos– aparecen arriba. Pero será una campaña con mucha visibilidad que requerirá candidatos que puedan ir al espadeo. Manuel Adorni, cuya presencia nacionalizaría la elección, rankea como el candidato con más chances de encabezar, pero se evaluaron nombres de todo tipo y color. Desde Jonatan Viale hasta Sandra Pettovello, desde el economista Miguel Boggiano –almorzó, hace un mes en Rosada con Milei y disparó la especulación– hasta el abogado Mauricio D’Alesandro.
Incluso se evaluó la hipótesis de reporteñizar a Diego Santilli, que es diputado por Buenos Aires, pero que fue vicejefe de Gobierno. Sonó, aunque el karinismo lo descartó rápido, que podría haber un indulto a Ramiro Marra para que se conviertiera en el candidato libertario. Karina, a diferencia de Lilita, no olvida ni perdona. Si puede elegir, Adorni dirá que no. En el PRO hablan, entre bisbiseos, sobre un expediente en el Instituto de la Vivienda. Malicias típicas de la campaña.
La hipótesis Santilli sería un plot twist fenomenal porque se enfrentaría a Horacio Rodríguez Larreta, su antiguo protector, y quizás con María Eugenia Vidal. La postal de tres candidatos del PRO –pero una sola lista del PRO– sería un reflejo de la deriva de Mauricio Macri que, no en vano, salió a reivindicar su propiedad del partido y hasta se lanzó a recorrer las calles, gesto que demuestra su preocupación por la elección. Jorge Macri está, de hecho, más enojado con Larreta que con Martín Lousteau que anotó su propia alianza. Esa rebeldía sería un permitido: en los planes de Jorge no está, dicen a su lado, romper el acuerdo con Lousteau que se expresa, por ejemplo, en participación en el Banco Ciudad.
En la batalla porteña, Macri arriesga demasiado. Una mala elección en CABA, kilómetro cero del PRO, le saca todo volumen para negociar en otros territorios. Puede convertirse en el 2005 de Duhalde, cuando sufrió la derrota de su esposa “Chiche” frente a CFK. Si, en cambio, la atomización del voto filo Milei –dos listas separadas del PRO y LLA– facilitara una victoria de Leandro Santoro, Macri podrá sentarse al día siguiente y decir que las acciones del macrismo cotizan más alto, en particular en la provincia de Buenos Aires. ¿Qué es más peligroso? ¿Un Macri empoderado o un Macri que, enojado, asume su despoder? “Si hay alguien a quien no quiero tener de enemigo es a Mauricio”, dice un dirigente que tuvo peso en el gobierno de Cambiemos.
#Peronismos
La sobreoferta genera un gran interrogante. Los pronósticos sobre una victoria de Leandro Santoro chocan con otros factores: un estudio detectó que Larreta se nutre de votos al PRO, pero también de Santoro. El exjefe de Gobierno, que municipalizará la campaña, tiene una intención de votos cercana a 10 puntos, cinco de los cuales vienen del PRO, tres de Santoro y los dos restantes de otros espacios. De ahí viene la tesis de que Larreta es funcional a Milei, que alimentó la versión, negada por el exjefe de Gobierno, de que se vio con Rodrigo Lugones, amigo y socio de Caputo a quien no ve –mandó a decir– hace más de cinco años.
Santoro tiene su sombra: Juan Manuel Abal Medina, lanzado a la batalla con respaldo del Evita, y decidido a seducir el voto del peronismo no K que en CABA ronda los 11 puntos. Abal Medina supone una amenaza, a tal punto que hubo gestiones de Máximo Kirchner y Sergio Massa para sondear la posibilidad de que no compita en este turno. Faltan unos días para el cierre. La ferocidad de los cruces muestra la dificultad de un entendimiento. El paso del tiempo, como las consecuencias, es inevitable.
En la misma línea, el jueves 27, el Frente de Todos bonaerense deberá ponerse de acuerdo –o todo lo contrario– para suspender las PASO en la provincia. Todos comparten esta decisión, pero tiene derivaciones incómodas porque implica la convocatoria a elecciones desdobladas por parte de Axel Kicillof. El proyecto presentado por diputados kicillofistas anticipa la voluntad de desdoblar y, además, permite estimar una fecha: primer o segundo domingo de agosto.
Vendrá, después, la discusión jurídica sobre la realización de la elección. En el gobierno bonaerense preparan el argumento de la dificultad de votar el mismo día a partir de una estimación de los plazos. En una provincia se hizo un simulacro del tiempo que demanda votar con dos sistemas distintos y se concluyó que cada votante tardaría cuatro minutos, lo que permitiría que en las diez horas de votación –de 8 a 18 horas- solo pudieran votar 150 personas. Por cada mesa hay padrones de 350 ciudadanos, de los que, habitualmente, votan más de 250.